Vuelvo a la carga. Y aunque yo blogueo por que quiero, como
aquí la amiga, me gusta dar cierta imagen e intantaré mantener esto un poco actualizado, porque, como contaba el otro día, no es por falta de ideas. Ya que comienzo después de esta temporadita de silencio desde la anécdota de REG-NO, empezaré contando alguna peripecia propia, que es siempre lo más fácil.
Vamos con mis experiencias roleras de este finde. La verdad es que podía haber hecho una crónica en plan serio de lo de Chamirol que voy a contar luego, como correspondería, pero no me llevé cámara y siempre he dicho que una crónica sin fotos es una mierda. Así que para que no sea una mierda, no lo consideréis crónica sino sólo opinión. Vamos a ello.
Sabed, oh príncipe, que desde que el grupo de rol de Sima de Rol (qed) se disolvió, allá por el lejano septiembre, y mis grupos de roleo alternativos se dispersaron en el viento, la verdad es que no había roleado mucho. Desde entonces he echado tres o cuatro partidas, con unos y con otros coleguillas frikis, en unas nueve o diez sesiones de juego. Una media pobre para el ritmo que solía llevar. También es verdad que ha habido otros factores que me han quitado (y me siguen quitando) tiempo.
Y ya sabéis lo que dicen, con la abstinencia se te empiezan a hinchar los dados, de tenerlos inactivos, llenos de críticos y pifias que necesitan salir como sea. Así que necesitaba una buena sesión de rodar dados y aplastar orcos.
Este viernes, con unos amiguetes, dirigí una partida de fantasía. Hacía la tira que no dirigía fantasía. Últimamente me había especializado en cyberpunk y había dejado a un lado las tierras medias. Fue un soplo de aire fresco cambiar las ametralladoras rotatorias por arcos y los implantes cibernéticos por las cotas de mallas de toda la vida.
Y qué partida. La verdad es que disfruté como un enano. ¿Sabéis esas partidas en las que todo el mundo lo da todo y la trama rueda perfecta, lubricada como un... bueno, para que poner ejemplos bruscos, vamos ya sabéis, una partida que va como la seda?
Una vez más usé mi partida fetiche para iniciación, y una vez más demostró ser una partida flexible y adaptable. En esta ocasión los personajes le dieron la vuelta a la trama como a un calcetín y el resultado fue sorprendente.
Pero esto no fue todo. Necesitaba sentir la caricia de la mesa en mis dados y busqué más. Este finde, casualmente se celebraban las Jornadas Chamirol, organizadas (si no entendí mal) por la gente de
SALF. Casualmente también algunos de los asistentes iban a ser blogueros de prestigio, así que para allá me fui el sábado por la tarde.
La verdad, al principio pensé que me había equivocado o que habían muerto todos, pero resulta que es que se les había alargado la comida y allí no había nadie. Al final encontré a dos simpáticos camaradas frikis con los que eché una partida de un juego de plagas e infecciones al que supuestamente era casi imposible ganar. Nosotros lo conseguimos en la mitad de turnos, chulos que somos.
Después, no en el tiempo pero sí en la lista de cosas hechas, tomé parte de una de las actividades frikis más graciosas a la par que ingeniosas que he visto. ¡El espectacular concurso de moldear Cthulhus con plastilina! Un auténtico divertimento arcano. Siete u ocho frikis compitiendo por esculpir a su dios en
jade plastilina en sólo 30 segundos.
Los resultados fueron variados, pero sin duda todos sorprendentes. Pecaría de falsa modestia si no contara que quedé en segundo lugar, empatado, creo. Me llevé un par de cómics de CF de premio. Aunque todo hay que decirlo, mi cthulhu no tenía ojos, pero si un cuerpo guapo. Pero si el jurado hubiera valorado las cabezas hubiera ganado el hamijo
Guybrush, que le hizo a su cthulhu una cara de haberse levantado de mala hostia de una siesta en R'Lyeh muy conseguida.
Y bueno, después del regocijo reinante por el blasfemo concurso, empezó lo del rol propiamente dicho, que al fin y al cabo era a lo que yo iba. La organización de partidas era un poco caótica, así que me adherí al primer grupo que ví formado, grupo que reunía entre otras cosas dos alicientes: se trataba de una partida de Aquelarre, un juego al que le tenía ganas desde hacía tiempo y contaba con la membresía del ya citado Guybrush, con el que también tenía ganas de echar una partida.
Partimos de cero, haciendo personajes nuevos con el desarrollo completo. Este proceso, como siempre, es largo y farragoso y fue ahí justo cuando hicimos lo de los cthulhus, alargándose aún más. Pero al final entramos al lío y la cosa avanzó rápido. Bueno, rápido en términos roleros. Ya sabéis, resolver diez minutos de la trama en dos horas de juego, pero vamos, lo típico. La partida en sí, si bien no fue perfecta, se desarrolló bastante bien y mejoró conforme avanzaba la cosa.
Debo mencionar que me gustó como se las apañó el master para unir en el mismo grupo a personajes de tan variados estratos sociales como éramos (a saber: un noble castellano (interpretado por un servidor), una meretriz mora, el herrero del pueblo, una doctora y un ladronzuelo de baja estofa) sin recurrir al tópico de
os encontráis en una taberna. Mi personaje no acabó en muy buenas condiciones, pero alcancé la tan anhelada gloria caballeresca al dar muerte en singular combate a un monstruoso lobisome.
Respecto al reglamento, Aquelarre, que decía que le tenía ganas, la verdad es que me agradó. No es el sistema perfecto en cuya búsqueda aún me hallo, pero es bastante satisfactorio. Por comparar con puntos de referencia conocidos, es como cthulhu organizado en plan dungeons, con su ambientación particular de edad media europea con elementos de leyenda. Bastante interesante.
Y en fin, resumiendo y concluyendo, una tarde divertida, de buena diversión y buena compañía.
No quiero extenderme en como se desarrolló la velada posterior, que no viene a cuento, pero lo menciono porque sí hay algo quería comentar sobre ella (la velada) y ya que he dicho que esto no era una crónica de nada sino simple y llanamente contaros mi vida, pues sigo con ello y os cuento.
Lo único que quería decir es que hacía siglos que no iba al Talismán, ese bar que molaba antes de que empezaran a poner black metal, concretamente desde que estuvimos allí con
Ximi, recordaréis las fotos de Sima de Rol. Pues resulta que circulaban rumores de que lo había pintado y cambiado la decoración. Bueno, pues sí, comprobé que era cierto. Lo han pintado de rojo, con runas y una pared entera pintada con un vikingo estrangulando a un dragón. Muy impactante, pero echaré de menos el mural de las súcubos lesbianas.
Y ya corto con esto. Despedida cortita, que no quiero extenderme otros dos párrafos enteros sólo para decir adiós. Hasta aquí este nuevo espisodio de las Incoherentes Crónicas Niméndilas. Próximamente más. Permanezcan atentos a sus pantallas.
*Edito: El título del post, ahora que me doy cuenta, no tiene que ver, pero es que empecé escribiendo sobre otra cosa, pero a medias cambió la dirección del post y luego le dí otro giro y cambié de tema y al final no contiene ningún fragmento del escrito original. Cosas que pasan.